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sábado, 28 de febrero de 2009

LA RIDICULA CENSURA EN SU MÁXIMA POTENCIA






El tema de la censura en Spaces ya es insostenible. Luego de los últimos cambios, lejos de ser oídas las quejas de los muchos usuarios sobre el tema, los muchachos de esa plataforma no sólo no han cambiado el Código ni los criterios de su aplicación, sino que, muy por el contrario, han resurgido en sus persecuciones con más ahínco y tozudez, quizás respondiendo a nuevas directivas, quizás persistiendo en las viejas pautas.
Lo cierto es que en estos últimos días hemos comprobado que no sólo siguen censurando imágenes de obras de arte clásicas y reconocidas, sino que, además, como en el caso del amigo Sinhué, también han actuado intimando a retirar fotos que en nada promueven ni “obscenidad” ni desnudez”, sino que, a lo sumo, pueden ser catalogadas como de “humor negro”. Dos almohadillas para apoyar las manos en forma de, (precisamente) manos sin dedos, simulando amputación y un pie humano con igual intensión de inocente truculencia han sido prohibidas en esa plataforma.
El tema cobra mayor ridiculez cuando consideramos que la censura se dio durante los últimos días del Carnaval, donde las máscaras de monstruos, cadáveres y demás bichos raros son más que frecuentes.
Además, si de evitar temas terroríficos se trata, sería impensado festejar aquí Halloween, una fiesta que si bien no es acostumbrada en gran parte del mundo, gracias a la moda impuesta a través de la televisión e Internet (a la que Microsoft no es ajena), está más que publicitada, inclusive oficialmente por la misma gente que ahora censura esta pavada.
Creo que los que deberían estar trabajando para “mejorar el servicio y la atención del usuario” de Spaces, son los que en realidad, conspiran y hacen lo increíble para alejar a la gente de esto que antes era un lugar para bloquear y hoy es un caos sin sentido y con reglas ridículas y arbitrarias.
Señores de Microsoft, si un día de estos se encuentran que la mayoría de los blogs alojados hasta hoy en Spaces, se cierran definitivamente, no es porque haya desaparecido el interés de los usuarios, es pura y exclusivamente porque ustedes nos han empujado para que nos vayamos.

Una desilusionada ex-spacera

EMPEÑO DE VIDA (sigo reeditando!)












Como río
que no se detiene
como jugo
que sigue manando,
la vida continúa
en su fluir inapelable,
y entre mis más
cándidos ensueños
late, en mi interior
la niña… que sigue estando,
a pesar de los desvelos…
a pesar de las nostalgias
empeñada…
en seguir andando.





miércoles, 25 de febrero de 2009

HISTORIAS CON PASADO, PRESENTE Y FUTURO -Parte final









LAURA Y FLORIÁN – PRESENTE CON FUTURO

La mujer se despertó con un sabor agridulce en sus labios después del sueño. Una lágrima y una sonrisa se mezclaban en su rostro y abriendo la cortina de su ventana dejó que la mirada se perdiera por unos minutos entre las pocas nubes de aquel cielo de primavera.

Pensó en Leonor, en Federico…les agradeció infinitamente que se hubieran presentado así, tan íntimamente, retribuyéndole quizás por el haber reunido otra vez aquellas ofrendas de amor intercambiadas hacía tantos años. Fue feliz al haber comprobado que ambos pudieron conocer el verdadero amor, ese al que muchos jamás encuentran.

Pensó también en qué hacer con el escarabajo y la cigarrera, cuál sería el mejor destino para ellos. Supo que deberían estar siempre juntos, por supuesto, y entendió que no sería la venta el final que ellos merecieran.

Se le ocurrió que quizás pudiese ubicar la tumba de Leonor, y allí dejarlos, como póstumo homenaje. Conocía la familia, la estancia; si había sido enterrada allí o en el cementerio del pueblo no sería difícil saberlo. No era lejos, a penas unas horas de viaje por la ruta y lograría estar cerca de quien fuera la propietaria de su bello escarabajo. Pero la idea no terminaba de convencerla. Testimonios de un amor tan grande no deberían terminar bajo tierra, en una tumba, con sólo uno de los amantes …de esa manera la ceremonia no estaría completa. Quizás las dos joyas merecerían un mejor sitio para descansar juntas. Tal vez el lugar mismo que vio nacer y crecer tan profundo sentimiento fuera el mejor marco para su posteridad…pensó entonces en Paris…en esos momentos era otoño allí…como cuando Leonor y Federico se conocieron…y la idea de la ribera del Sena, el viejo Montmartre, las plazas doradas por la alfombra de hojas, la plateada melancolía de las nubes y el agua la enternecieron aún más.

Eso terminó por decidirla: París sería entonces!

Frente al empleado del aeropuerto, mientras él chequeaba su pasaporte, fue la primera vez que tomó conciencia de la asombrosa coincidencia.

Increíblemente nunca, en tantos años desde que tenía el escarabajo, había tomado nota de que las iniciales de su propio nombre coincidían con las de Leonor. Quizás contribuyó a ello el hecho de que siempre decidió ignorar su segundo nombre: siempre detestó llamarse como aquella odiosa tía que amargara tanto su infancia…pero esa era otra historia…

“LMA”, decía sobre el reverso del escarabajo…”Laugra Magría Agrmas”, leyó en imperturbable intento de español el empleado de migraciones. Y aquella tan obvia declaración, cobró, de improviso, el carácter de un nuevo signo por descifrar…

¿Qué fue lo que hizo que nunca antes aquella mujer tan atenta para resolver los secretos de otros jamás se hubiese percatado de aquella extraordinaria ocurrencia del destino? ¿Qué nuevo ingrediente se agregaría al sortilegio de escarabajo y cigarrera?...Con la mente casi obnubilada por el sorpresivo descubrimiento la anticuaria recibió sin pensar sus papeles de desembarco, luego de arribar a aquel Paris otoñal, mágico y eterno, que la recibía con otra maravillosa incógnita dispuesta a ser interpretada.

El hotel era tal como lo había imaginado, los parques, como siempre los soñó, el Sena, tan increíble como en las postales, la magia, como sólo experimentándola se puede sentir…Ella, casi impensadamente, por capricho y fortuna del destino estaba allí, recién llegada desde un sur que se le antojaba de otro mundo, pretendiendo caminar como si supiera hacia dónde dirigirse, pero en realidad, eran de otros los hilos que dirigían su paseo, evocando otros pasos, lejanos ya en la historia, pero sin duda, aún presentes entre aquellas callecitas sin tiempo.

En la mano, un plano de la ciudad que siempre quiso conocer, sobre su pecho, el escarabajo tan querido que cada vez más se enlazaba a su vida, en la cartera, la cigarrera labrada…y en su corazón, la mágica sospecha de que algo muy bueno ocurriría al final del día.

La mañana se disponía para ella con todo su esplendor. Sus ojos se esmeraban buscando entrever señales, secretos, signos que le dijeran hacia dónde, cuándo, qué… Las horas transcurrieron blandamente. Sin considerar el cansancio que podría sentir, haciendo uso de su empolvado francés y obedeciendo los letreros de las calles, pronto llegó a su inevitable destino: el Louvre…

Con sus contrastes insolentes y su promesa de eterna persistencia, el museo se le presentaba como el sitio ideal para terminar de compaginar y darle un marco adecuado a la ceremonia de reencuentro del escarabajo y la cigarrera. Sabría por fin dónde culminar aquella historia de amor inconcluso y eso la hacía sentir feliz.

Si bien siempre quiso recorrer detenidamente cada una de las galerías de aquel templo del arte y de la historia (para ella, amante de las antigüedades, estar allí era como estar en el corazón del paraíso) sin dudarlo se dirigió directamente al Departamento de Antigüedades Egipcias.

Egipto Copto, Faraónico o Romano…tres posibilidades en que se abría su búsqueda y a las que decidió responder comenzando por Egipto Faraónico, supuso que sería allí donde estaba el original de su escarabajo.

Recorrió varias salas entre estatuillas, utensilios y amuletos. Encontró varios escarabajos de cuarzo pero no eran como el que lucía sobre su pecho. Aquellas maravillas la hipnotizaban y la iban sumergiendo poco a poco en un mar de ensoñación que la fue poblando de un íntimo bienestar. Aquel mundo de reliquias la atrapaba, haciéndole volar la imaginación y la sensibilidad hasta llegar a sentir que podía casi tocar a quienes habían labrado aquellas piedras y pintado aquellos trazos.

De repente, en una vitrina con muchas otras joyas y amuletos, allí estaba, entre las pertenencias del Rey Amenemhat III, hecho de oro, vidrio y madera…el original de su escarabajo, que simbolizaba la reencarnación y las fuerzas de movimiento del sol. Sintió una profunda emoción y una extraordinaria conexión con aquellas dos personas que en ese mismo lugar, varias décadas atrás se habían encontrado frente a aquel mensajero de dioses iniciando juntos la que ya era parte de su propia historia.

Contempló extasiada aquella pieza por largos momentos, buscando atravesar, si hubiera sido posible, el cristal que separaba sus manos de aquellas texturas. Mientras la observaba, acariciaba, en compensación, la lisura de “su” propio escarabajo, que, desde su solapa competía en belleza con su gemelo.

Entre la semipenumbra de la sala, recién advertido por la anticuaria que se despertaba suavemente del encantamiento, un hombre alto, de ojos amables, claros y penetrantes le sonreía como celebrando también por un reencuentro.

- Hermosa y mágica coincidencia – dijo…mientras a Laura le subía imprudente y delatora la sangre hasta sus mejillas.

- Son prácticamente idénticos – se apuró a aclarar el hombre para justificar con inocencia su intromisión.

Con acento claramente compatriota, aquel extraño de aspecto afable y algo entrado en años decidió presentarse sin más trámites, buscando diluir con su simpatía la sorpresa de la mujer.

- Florián Dálman Suárez – dijo, extendiendo al mismo tiempo su mano - es una alegría encontrar a alguien a quien le entusiasmen como a mí estas antigüedades. Y además, una satisfacción extra que hable el mismo idioma…el francés no es muy fuerte y para comunicarme aquí, realmente tengo que hacer un gran esfuerzo – agregó con muestras de gran sinceridad.

A estas alturas Laura estaba sonriendo, su corazón maravillosamente agitado, con la mano de Florián entre las suyas, repasando mentalmente las iniciales ( F,D,S) del nombre que ya nunca más le sería extraño…mientras pensaba maravillada en los vericuetos que hizo el destino para conducirla hasta ese preciso lugar, en ese preciso momento…

(…de la misma manera que a mí me guió para narrar estas historias…)




(fin)


HISTORIAS CON PASADO, PRESENTE Y FUTURO - Segunda parte







PROLEGÓMENOS DE UN SUEÑO

Corre el mes de octubre de 1913, Europa está convulsionada y Francia es parte fundamental del juego de equilibrio entre potencias. Centro neurálgico del mundo cultural la proximidad de la guerra no logra opacar el movimiento artístico que en ella se genera.

Las galerías, cafés y museos de Paris son el lugar de encuentro de soñadores, artistas y estudiantes. Las vanguardias intentan en vano abrir un paréntesis en ese clima de caos y violencia que se vive en el continente, se habla de ruptura con los cánones clásicos, la revalorización de las formas y equilibrios naturales, el redescubrimiento de la libertad y la fantasía.

Los rincones de bohemios y estudiantes que pueblan sobre todo la zona de Montmartre genera el ambiente propicio para intentar escapar de la guerra que se avecina buscando en el mundo del arte, la liberación y el cambio que no se encuentra
en la realidad.



LEONOR Y FEDERICO - PASADO EN PRESENTE

Entre las salas del Louvre, quiso la suerte que frente a las reliquias de un imperio muerto dos corazones se flechan a primera vista. Entre Nefertitis y faraones, entre el misterio de sacerdotes y Osiris, celebrando la vida en el renacer de la muerte, un hombre y una mujer se ven a los ojos por primera vez.

Dos en cien millones…Víctimas y beneficiarios de un mismo azar, dos almas gemelas coinciden en un mismo instante, en un mismo lugar, con las mismas predisposiciones…

Y en aquella sala de museo donde los trofeos de otras vidas muestran que se puede sobrevivir a la muerte, dos jóvenes se seducen el uno al otro, sin que hayan hecho falta demasiadas palabras para sellar esa ofrenda.

La excusa para el acercamiento es un escarabajo. Un diminuto coleóptero dorado y azul que significaba para los antiguos habitantes de los valles del Nilo el permanente renacer desde la muerte. La simbología es atrapante, lo suficiente para continuar en un café la charla y el encantamiento.

Noviembre pasó entero, logrando prolongar con su marco de hojas doradas lo que pronto será una cruenta separación. La guerra es inminente, los dos lo saben.

Ella retornará hacia su sur, él, hacia su Germania de procedencia. Pero el otoño persiste y Paris les regala por un día más su cobijo, y eso sólo importa…nada más tiene presente. Leonor se abre por primera vez al amor, Friedrich pasa, gracias a él, a ser para siempre, Federico.

Pero todo tiene su fin y aunque se evite mirarla, la realidad es omnipresente y conspira contra dos amantes que deben separarse sabiendo que no habrá un “hasta pronto”.

Es el último día antes de la partida. De común acuerdo deciden entregarse en cuerpo y alma el uno al otro, haciendo caso omiso de prejuicios, obligaciones y corduras. Abrazados, despidiendo a su paso la ribera del Sena que fuera testigo de sus besos, los enamorados intercambian sollozantes, promesas de amor eterno.

Ella le regala una cigarrera, él, el mismo escarabajo que les sirviera de excusa para conocerse. Los dos llevan grabadas sus iniciales y su fidelidad por siempre.

Un pequeño cuarto de hotel en su Montmartre fue el “dónde”; desde el ocaso hasta el amanecer el “cuándo”, y con la extravagancia y pureza de su amor joven se puede resumir el “cómo”…

Así, íntegro y cabal, sin retazos…con lo mejor que puede construir el amor se entregan y en sus corazones permanecerán el uno para el otro por siempre, intactos hasta que la muerte les trunque el ansiado encuentro.

A él lo matarán por buscar reencontrarla, escapando para ello de una oscura guerra. Ella morirá en el sur, solitaria y joven, en la estancia donde siempre vivió, presa de una incurable pena.

Sin hijos se extinguirá su amor…o quizás, …tal vez, trascienda a la mortalidad de sus cuerpos.



(continuará)



lunes, 23 de febrero de 2009

HISTORIAS CON PASADO, PRESENTE Y FUTURO - Primera parte







(hoy quiero reeditar esta historia, en su momento publicada en uno de mis viejos blogs; como ya supondrán - jejeje- consta de tres partes. Se va la primera!...





RELIQUIAS E INICIALES – PRESENTE CON PASADO

No sé hacia dónde me dirigirá este comienzo, no sé el destino de mis palabras. Sólo sé que el relato comienza en el mercado de San Telmo, en Buenos Aires, de esos donde se venden cosas viejas, adornos, libros, ropa usada; todo lo que alguna vez fue y quiere seguir siendo, como el corazón que se niega a morir después de un gran desencanto.

Era una tarde de sol de un día cualquiera, allí, donde todo es válido y nada es ridículo, en ese mar de colores, aromas y rostros distendidos, donde la fortuna guía los hilos de los que se lanzan a la aventura de encontrar algo bueno…

Con temperamento firme, cabello cano y elegancia en las que se han asentado los años, una mujer especial se disponía, como siempre, a mostrar su mercadería, o mejor dicho, sus sueños, porque no era la necesidad comercial lo que le hacía montar allí su campamento. Era otro el intercambio buscado, mucho más sutil, valioso y duradero. Era descubrir la vida en los ojos ajenos, era contrarrestar la apatía de los días grises, esos que no tienen nada que ver con el clima.

Ella había decidido, hacía ya bastante, no entregarse al simple transcurrir del tiempo, quería hacer algo valioso con la porción de vitalidad de la que disponía y así se comprometió todas las tardes a ubicar en su pequeño puesto las cosas más bellas que encontrara, las que atesoraran alguna anécdota, un recuerdo, un pedacito de alguien que sin estar, todavía seguía viviendo en el que fue su jarrón, su cajita de música o su retrato.

Aquella mujer que valoraba la nostalgia y sus testimonios se dedicaba a comprar y vender antigüedades, teniendo la íntima convicción de que en ellas perduraba parte de las almas de quienes poseyeron aquellas reliquias, y conservarlas resultaba ser una manera de honrar a quienes alguna vez, compartieron con esos objetos sus más tiernos e íntimos momentos.

En realidad su actividad no era meramente remunerativo, era mucho más que eso: ella escudriñaba en la mirada de cada paseante buscando intuir sus sentimientos, buscando ubicar a quienes merecían pasar a ser los nuevos propietarios de sus tesoros. Por eso, cuando alguien se mostraba interesado en alguno de sus maravillosos objetos y ella interpretaba que no era esa la persona indicada para llevárselo, se las ingeniaba para desalentarla diciéndole un precio muy elevado o desviando su atención hacia algo que ella considerara más apropiado.

Por el contrario, cuando veía, por algún signo que el destino le mostrara, que alguna persona destinada a encontrarse con algún objeto determinado no le había prestado atención, ella se las arreglaba para entusiasmarla con su compra, incluso, llegado el caso, cediéndoselo por menor valor del que, en su momento, ella había pagado.

Así las cosas, la mujer se consideraba a sí misma la encargada de reubicar en el mundo de los vivos las reliquias de los que ya no lo estaban y esa actividad era apreciada por ella como de extraordinaria importancia.

Entre todos sus tesoros había una que consideraba muy especial porque nunca había logrado encontrarle dueño. Por más que estudiara a sus posibles compradores, por más que advirtiera en ellos real atracción por aquella reliquia, nunca se decidía por ninguno y desechaba, entonces, hasta las más tentadoras ofertas.

El objeto en cuestión era un broche. Un pequeño prendedor de principio de siglo, bastante llamativo, de cerámica esmaltada y oro, con forma de escarabajo. Sobre el reverso, unas iniciales grabadas le daban el toque tan personal que la joya poseía. LMA - FDS, podía leerse, y quizás en esas letras fuera donde se radicaba gran parte de su magia.

Aquella preciosa alhaja había llegado a sus manos por medio de una amiga de su infancia, una triste mujer que decidió desprenderse de todos los recuerdos de su familia con la mezquina intención de reunir dinero para hacer un viaje junto a su amante de turno.

Quizás haya sido esa actitud de total desinterés hacia sus raíces lo que hizo que la anticuaria se encariñara especialmente con aquella pieza que la enamoró desde un primer momento.

Dada su basta experiencia en aquellos menesteres de interpretación de historias pasadas, enseguida intuyó que aquel broche era un especial testimonio de un momento muy particular en al vida de alguien que ya no estaba.

No logró recabar con su amiga algún dato preciso que la guiara hasta el origen de aquella historia, tampoco tuvo la suerte, como tantas veces, de ver en sueños los pormenores de aquel trocito de pasado. Sí tenía la íntima convicción de que en él vivía aún el vestigio de la que había sido una sin igual historia de amor de tiempos idos. En eso sabía que no se equivocaba y por ese motivo, se esmeraba particularmente en emprender correctamente el difícil proceso de hallar el dueño que lo mereciera.

Habían sido ya casi quince los años que habían transcurrido desde que el precioso escarabajo llegó a sus manos y en todo ese tiempo nunca había logrado averiguar algún dato cierto sobre su intrigante historia. Tampoco supo con certeza el nombre de su dueña; sólo escuchó por boca de quien se lo vendió que quizás hubiese pertenecido a una de las hermanas de su abuela.

El rastro del origen del escarabajo se perdía en la primera década del siglo pasado y el lugar probable donde había vivido su dueña era quizás una estancia en el sur de la provincia de Buenos Aires.

El broche había permanecido guardado en un viejo alhajero destartalado que por años cobijó restos de collares variados y aros que habían perdido su par. Allí, casi escondido entre restos maltrechos de la coquetería femenina, el broche pasó desapercibido por generaciones, quizás por su forma, algo extravagante para los gustos más clásicos de quienes no gustan llamar excesivamente la atención.

Quizás fuera que le inspiraba una entrañable sensación de nostalgia y cierta tristeza de amor truncado o no correspondido lo que le hacía sentirlo tan especial. Quizás hayan sido sus propios años de soledad y amores por siempre postergados los que le sugirieran esa cualidad en la joya.

La mujer, que siempre se esmeraba en ubicar con justeza los futuros dueños de sus antiguallas, nunca supo con exactitud qué tipo de persona correspondía conectar con aquel prendedor. En general, nunca había tenido problemas para hacer su trabajo, pero con aquel pequeño escarabajo el asunto resultaba ser mucho más difícil.

El hecho de que representara un insecto era, de por sí, un primer inconveniente: en general, salvo las mariposas, los demás especímenes de esta clase del reino animal no son bien vistos como adornos, es más, producen cierto rechazo, ligado tal vez a la aversión natural que suelen despertar estos bichos en la mayoría de las personas. Así mismo, conocía muy bien el significado que los escarabajos habían tenido para antiguas culturas, principalmente en la egipcia, donde se lo relacionaba con el renacer de la vida. De tal manera que quien calificara para ser su propietario debería ser de gustos muy personales y libre de los prejuicios de la moda y la estética establecida.

Por pura casualidad, aquella tarde llegó hasta su puesto un caballero de aspecto algo enfermizo que le ofreció venderle una antigua cigarrera de plata. No era demasiado valiosa, su factura, si bien bastante elegante, no era muy especial y además estaba algo maltrecha, pero un detalle muy particular llamó poderosamente su atención: “LMA y FDS por siempre” llevaba grabado en su interior y aquella mágica coincidencia la decidió a adquirir inmediatamente lo que el destino había decidido poner en sus manos.

Trató de averiguar algunos datos sobre la historia de la cigarrera, a quién había pertenecido, cómo llegó a las manos de aquel extraño. Según le informó el hombre, había pertenecido a un soldado alemán, muerto en la primera guerra; su padre le había contado que el joven soldado había sido fusilado por desertor y luego, entre los que habían integrado el escuadrón que lo ajusticiara, decidieron jugársela a la suerte. Su padre fue quien la ganó y desde entonces había permanecido en un cajón guardada.

Acotó también, quizás para agregarle algo de intriga, que creía recordar que su padre más de una vez le había adjudicado a aquel objeto la constante mala suerte que lo había perseguido toda su vida. Lejos de amedrentarse por esa historia, la anticuaria retuvo cada mínimo detalle del relato en su mente, convencida de que pronto lograría armar el rompecabezas que existía entre su escarabajo y esta cigarrera.

Esa noche se fue a dormir muy emocionada, convencida de que pronto lograría descifrar las historia que enlazaba a aquellos dos tesoros, testigos privilegiados de lo que, intuía, había sido una gran historia de amor.






(continuará)

QUIÉN SE ANIMA?????

Alguna vez me animé y me tiré en parapente desde lo alto de una montaña (con instructor, claro!)...pero esto, jejeje...es otra cosa...¿no les parece? jajaajaja

http://vimeo.com/moogaloop.swf?clip_id=1778399&server=vimeo.com&show_title=1&show_byline=1&show_portrait=0&color=&fullscreen=1

MÁS DE URUGUAY

Bueno, ahora que estoy más distendida aprovecho y les dejo algunas fotos más de la costa uruguaya. Esta vez son de la zona del puerto, en la península, como verán, mucho más concurrida que las playas de la entrada anterior.

Espero les gusten...



















domingo, 22 de febrero de 2009

FELIZ ARRIBO

Esta madrugada, 4.00 hora argentina, mi hija mayor, Marina, pisó Roma por primera vez junto a otros 103 compañeros y 15 valientes padres acompañantes, y en ese mismo momento, desde aquí, los ansiosos padres restantes respiramos aliviados!!...no es para menos, “cruzar el charco” no es “pavada” y eso es lo que han hecho nuestros “pichones”, quienes, por cursar el último año de una escuela bilingüe están allí como broche de oro de un “collar” de 13 años (éste será el último) de formación con fuerte cariz itálico. Será una experiencia inolvidable de 20 días recorriendo aquellas tierras que muchos de nosotros no conocemos pero de los que todos tenemos un poco.
Así que bueno, aprovecho este blog para compartir algo de mi alegría y satisfacción (ahora me siento mucho más tranquila!) luego de tanto tiempo aportando y preparando para este viaje. No creo que les interese mucho, jajjaja, pero igual les dejo el enlace a la página web abierta especialmente para esta experiencia que se viene realizando desde hace ya 14 años en forma exitosa. El sistema de aportes de fondos es de esquema solidario, en el que desde 7º grado se aporta gradualmente mediante la adquisición de bonos contribución a un pozo común que permite que cada año, un número considerable de viajeros de último año de secundaria hagan realidad ese sueño tan maravilloso, que, para muchos, de otra manera, sería imposible de concretar…menos aún a esa edad!
Estoy segura que mucho de mi desgano y malestar y mis repentinos miedos tienen mucho que ver con esta circunstancia que me tenía (quizás inconcientemente) muy tensionada. Ahora, gracias a la tecnología, nos resulta mucho más fácil estar al tanto de las novedades del viaje y acompañarlos así, desde lejos, en esta inolvidable circunstancia.
(Qué alegría tengo!...estoy mucho más tranquila y quise compartirlo…)

Les dejo un abrazo!

http://www.viajeaitalia.org.ar/

sábado, 21 de febrero de 2009

CON MIS ALAS









En vuelo libre
dejando límpida estela
cada uno y todos mis sueños
brillan
se deslizan
y florecen
como el dulce candor, en una primavera.

Me llaman tonta
mejor quizás, ingenua,
mirando desde aquí el mundo
pero…
no importa:
perpetua
la magia brota, buscando nuevas verbenas.

Habrá que vencer
aunque cueste, al miedo
ese que pone trampas y freno.
Detrás
de una quimera
voy,
ansiando que el corazón, gane toda carrera.

jueves, 19 de febrero de 2009

REFLEXIONES FRENTE AL MAR









(esto lo escribí sentada en la playa, un atardecer, cuando la melancolía pudo ganarle la partida a la pereza de las musas)



INTERROGANTE

Transportados
por la brisa
y el rumor del mar
que me llega
como canto de antaño
están esos ojos
de oscuro remanso
que me preguntan,
aún sin estar,
qué habría sido el hoy
si el ayer
se hubiese contado
distinto.


OBVIEDAD

Recomponiendo
una a una
las piezas de mi pasado
cae en bloque
la convicción
de que el hoy
es hoy
porque el ayer
así lo dispuso.


CERTEZA

Estoy aquí
firme,
conforme
y andando
con la fortuna de saber
que es bueno
lo que tengo
lo que soy
y lo que mañana seré
…aunque suene pretencioso.





miércoles, 18 de febrero de 2009

ALGO DEL MAR...

Bueno, todavía no estoy bien, por lo menos no como quisiera, así que no me siento con ánimo como para intentar ser creativa o esmerarme con una entrada que valga la pena. Igualmente quiero compartir desde aquí un poco del mar del que tanto disfruto (desde la orilla aclaro! jejeje).
Les dejo algunas fotos que tomé durante estas vacaciones en Playa Brava, en Punta del Este, Uruguay.

Besos y mil disculpas si no alcanzo a visitarlos a todos!
















martes, 17 de febrero de 2009

PARA AMENIZAR UN POCO...


Mientras espero que rebroten las ganas y la inspiración, (y para darles una excusa para pasar por aquí)...les dejo un enlace a un juego que me mandó María Jesús por mail. La verdad que es que inquietante no poder atrapar al gatito, (yo sólo lo conseguí una vez!) pero eso mismo es lo que motiva a persistir en el intento! jejee.

http://www.gamedesign.jp/flash/chatnoir/chatnoir.html

Saludos a todos!






lunes, 16 de febrero de 2009

HOLA , AQUÍ PASO









Volví..me encantaría poder regresar como esperaba, alegre y volar un poco, pero ando rara..ni yo me reconozco y sin ánimo de nada...en realidad con pánico (existen esos ataques, lo comprobé) y no puedo desprenderme de él que se deforma y me invade en forma de tristeza y desgano angustiante...terrible de sentir...un blando sopor que me envuelve y no me deja ver la realidad como acostumbraba a estar...perdón por usar esta entrada como desahogo...pero entre otras cosas, para eso están los blogs…no?


P.D

Gracias a todos por estar



jueves, 5 de febrero de 2009

PARTO

Antes que empiecen a suponer algo en relación a nacimientos o a particiones, aclaro que el título de esta entrada se relaciona al verbo “partir” de IRSE! Jejje…me voy una semana de vacaciones así que no se extrañen si no aparezco en ese tiempo por sus blogs a leerlos y visitarlos.
Volveré pronto y renovada en la inspiración (espero) y al volver me pondré al día con sus entradas.
Para dejarles algo acorde, acabo de escanear la DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS VACACIONALES, manifiesto elaborado por mis hijas hace un tiempo y que se va adaptando con los años a los nuevos requisitos del grupo familiar. Se trata de una especie de compromiso de comportamiento durante las vacaciones en relación a las molestias ocasionadas hacia los demás y sobre todo…las que surgen durante la toma de fotografías, (a las que me reconozco adicta) y en las que mis hijas se niegan a hacer de modelo.
Para salvaguardar la integridad física de la familia es que ellas elaboraron este documento y este año fue la menor quien se encargó de re escribirlo, jejeje.
Se los dejo para que imaginen las características de esta familia tan particular, jejejee
Aprovecho para aclararles a quienes venían siguiendo mi última trilogía re editada(Una Historia Nada especial) que subí la parte final justo antes de la entrada conjunta La Fortaleza de mis Alas, así que si quieren saber cómo termina la historia, allí la tienen…y ya que estamos, felicito a todos los que se sumaron a la genial propuesta del amigo Carde en relación al desafía de ese minicuento…he leído casi todas y la verdad es que es sorprendente lo variadas y originales que han quedado.


Saludos a todos…y me voy a terminar de armar las valijas!


miércoles, 4 de febrero de 2009

LA FORTALEZA DE MIS ALAS










Varios blogs amigos nos hemos unido hoy para contar un cuento de no más de 70 palabras. Al final encontrarán los enlaces a los otros blogs participantes, para que por favor lean sus versiones originales



LA FORTALEZA DE MIS ALAS



La fortaleza de mis alas no está en mis músculos, en mi potencia, o en la resistencia para recorrer grandes distancias, ni tampoco en la disposición o en la belleza de mi plumaje. Está en la voluntad de mi espíritu, que se eleva en esencia, etéreo y dispuesto buscando alcanzar los sueños, la magia perfecta… intentando y aprendiendo a ser Uno con el Todo, en vuelo perenne hacia la Libertad.



Enlaces a los otros blogs participantes:

21 gramos de alma (http://21gramosdealma.blogspot.com/)
Aire (http://cheshire5.spaces.live.com/blog/)
Aire de Alhena (http://rosauraire.blogspot.com/)
@ngelluz (http://loquecallalaluna.blogspot.com/)
Ankh (http://casadochorao.blogspot.com/)
Ardilla Roja (http://ardilla-roja.blogspot.com/)
Arena (http://ilfraile.spaces.live.com/Blog/)
Basileia (http://fantasiadebasileia.blogspot.com/) ó
(
http://rincondebasileia.blogspot.com/)
Cardenal Farenas (http://parroquiadefarenas.blogspot.com/)
Fal-cão (http://sempinheiros.blogspot.com/)
Gloria (http://shidarta47.spaces.live.com/blog/)
Goibelurra (http://goibelurra.spaces.live.com/blog/)
Goyo (http://almacatamarcana.blogspot.com/)
Irlanda (http://irlanda1962.blogspot.com/)
Leo (http://criticasdelsur.spaces.live.com/blog/)
Lola (http://alhenaaveces.blogspot.com/)
Ly (http://lifgesell.blogspot.com/)
Mariolo (http://asitalmundobotija.wordpress.com/)
Metro (http://lineametro.blogspot.com/)
Mimí (http://xqsabes.spaces.live.com/blog/)
Mistik (http://deliriosdeunabruja.blogspot.com/)
Neogeminis (http://neogeminis.blogspot.com/)
Nieves (http://cid-1a2bedbf724c2a55.spaces.live.com/blog/)
Not just a moustache (http://notjustamoustache.blogspot.com/)
Paco (http://poesiadepaco.blogspot.com/)
Pepe (http://seyoalal.spaces.live.com/blog/)
Pepi (http://pepinubeazul.spaces.live.com/blog/)
Perlita (http://lamiradadeungato.blogspot.com/)
S@gc (http://www.ingsagc.spaces.live.com/blog/)
San (http://cid-a54d5bdb81dc8f9e.spaces.live.com/blog/)
Sandra S (http://mipequenioespacio.blogspot.com/)
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UNA HISTORIA NADA ESPECIAL - Parte final (como verán el relato viene apurado, jejej)














EL ARRIBO DEL FANTASMA

El calor se había esfumado y una extraña sensación le recorría de pies a cabeza. Desorientado, sin comprender qué hacía allí y sin reconocer nada de lo que lo rodeaba intentó incorporarse como pudo.

Tenía la mente casi en blanco. Sólo una imperiosa necesidad de resolver algún asunto pendiente intentaba salir a flote dentro de su aturdida cabeza.

Miró a su alrededor como si todo le fuera extraño, como si viera el mundo por primera vez. Instintivamente dio unos pasos y eso le significó un esfuerzo enorme. Un dolor intenso provino de detrás de su cabeza y hacia allí llevó sus manos buscando infructuosamente calmarlo con ese gesto. Se sentó casi sin fuerzas en el suelo, bajo la sombra del único árbol que regalaba su sombra en aquella tórrida tarde de verano.

Lentamente, como hilvanándolos uno a uno fue recuperando algunos recuerdos que surgían como relámpagos: el paquete, la mercancía, la camioneta, los fulanos, el dolor…

Intentó ir componiendo lo que creía deberían haber sido los acontecimientos y poco a poco fue logrando armar sus pensamientos como un rompecabezas. Aquellos tipos lo deberían haber golpeado por detrás y se llevaron todo: la mercancía, el pago, la camioneta…tal como lo había temido, lo habían dejado ahí tirado mientras, seguramente, se fueron riendo de su estupidez.

Lejos de lo que hubiera supuesto, aquella idea no lo desesperaba. Quizás fuera porque los efectos del aturdimiento no habían desaparecido del todo, pero extrañamente no se sentía angustiado o asustado. Nada especial, sólo lo invadía el fuerte impulso de volver. Alejarse de allí para retornar a su lugar y desprenderse para siempre de sus angustias.

En lugar de esa sensación de insatisfacción que habitualmente lo acompañaba constantemente comenzaba a distenderse y a contemplar las cosas con otra perspectiva. Hasta el paisaje le resultaba menos agreste. Desde el suelo, el relieve de piedras y arbustos se le mostraba más colorido y el intenso azul del cielo llegaba hasta conmoverlo.

Cuando logró caminar recordó que previo al impacto que sintió, había intentado sacar su pañuelo del bolsillo y se le ocurrió pensar que quizás ese ademán confundió a los dos hombres, haciéndoles pensar que estaba por sacar un arma. Tal vez la agresión sobrevino por una confusión. Tal vez pensaron que Él era quien no iba a cumplir con lo pactado.

Fuera el motivo que fuera, ya no le importaba…extrañamente se sentía más liviano, casi no sentía su cuerpo, que se le antojaba como ajeno…como si ya no le perteneciera.

Sin duda el cansancio y la conmoción se estaban combinando de alguna manera que insólitamente le hacía añorar el lugar del que siempre quiso desprenderse. Lo único que deseaba ahora era volver. Encontrar su cobijo, su raíz, su lugar...

Haciendo un gran esfuerzo comenzó a caminar directo hacia el poniente. Sabía que era hacia allí donde debía dirigirse pero dudaba tener las fuerzas suficientes para lograrlo.

No supo cuánto tiempo pasó. No supo cómo ni por qué, pero algo le decía que faltaba muy poco, que ya estaba llegando a su destino.

En medio de lo que supuso una alucinación pudo ver a Lili, la casi extraña muchacha del bar que por un momento pensó podría ser su compañera…pero ella ni siquiera lo miraba...y se sumergía en el mar de confusión en el que su cabeza se diluía sin comprender.

Vio también al Flaco, su casi socio en aquella aventura impensada que tan mal había acabado…y tampoco pareció reconocerlo…pasó a su lado con una botella de cerveza en la que intentaba, en vano, ahogar la pesadumbre de su vida vacía.

Sintió que la nada que lo rodeaba se desvanecía y otra vez se olvidó de su la conciencia. El lugar y el tiempo parecían tener otra dimensión, mientras su mente afiebrada no distinguía lo real de lo ilusorio.

A lo lejos, recortada la silueta contra las montañas sin verde creyó reconocer su pueblo...ese Pueblo Muerto del que en otro tiempo buscó escapar ahora se le brindaba como el más dulce de los paraísos.

Con la mirada desolada, abrumado por el calor y la sensación de vacío que crecía más y más dentro de su pecho, alcanzó a reconocer a El Loco.

Lo que más le sorprendió fue que El Loco lo mirara directamente a los ojos. No tenía, como siempre, la vista dirigida hacia los confines del desierto, entrecerrando con ansiedad los párpados como quien busca extender el alcance de su mirada más allá de lo que le permiten ver en realidad sus ojos…no; esta vez lo miraba a Él como si se tratara de un acontecimiento especial.

En forma súbita, alterado sin dudas por su presencia, se levantó de su destartalada silla de paja para lanzar un alarido que esta vez sí pudo comprender: lo llamaba por su nombre…se diría con alegría y cariño, mientras agitaba con entusiasmo sus brazos en alto.

De improviso, El Loco dejó de nombrarlo y mirándolo profundamente a los ojos, le regaló la mejor de sus sonrisas. Se diría que lo miraba con una cálida compasión, como si estuviera esperándolo para darle la más trascendental de las bienvenidas. Sintiendo esa ceremonia como lo único real que le quedaba en el mundo, Él aceptó sin condiciones acompañarlo en su ritual de baile acompasado.

Poco a poco, adormeciéndose por la serena melodía que le susurraba, El Loco lo abrazó estrechamente, acariciándolo como el viento que lentamente se iba calmando con Él.

Como si La Verdad se le mostrara por primera vez desde el inicio de los tiempos, la niebla que lo rodeaba se disipó y sin que las distancias respetaran las leyes de la lógica, alcanzó a divisar el Cementerio de su Pueblo Muerto.

Ese era el lugar…hacia allí debía dirigirse…bajo el sol de la tarde, mientras un pájaro blanco surcaba el cielo, Él alcanzó a ver un cortejo fúnebre. Nada especial, muy pocas personas...algunos vecinos, su primo, El Flaco, Lili, un par de ancianos...

De repente lo comprendía todo. Sin sobresaltos y lleno de una blanda serenidad que nunca antes había experimentado, supo que aquel entierro hacia el que El Loco lo conducía, era el suyo propio.

Él estaba muerto y solamente El Loco era capaz de verlo…como lo había hecho siempre con todos los fantasmas desorientados: acompañarlos con devoción hacia su última morada... porque era ese su deber especial.



(fin)



UNA HISTORIA NADA ESPECIAL - Parte dos (para los ansiosos! jejej)










LA OPORTUNIDAD

Por suerte consiguió que El Flaco lo llevara en su camioneta y además le ofreciera después traerlo, así ahorraría algo de dinero que habitualmente le era muy escaso.

En el camino, El Flaco le habló de nimiedades. Aburridos entretelones de su vida conyugal que en nada le interesaban. El tema de la falta de trabajo, los chicos, las peleas, los gritos, las exigencias…nada especial que hiciera la charla digna de recordarse. Lo único que le interesó fue un dato que le pasó sobre un fulano recién llegado de la capital con el que se iba a encontrar por un asunto raro de negocios. Algo turbio, mercadería de contrabando y algo que pasar por la frontera que el tipo le iba a explicar y que quizás le iba a dejar algo de plata.

Sin saber de qué se trataba, Él enseguida se mostró interesado en sumarse. Cualquier asunto que implicara aumentar sus ingresos lo acercaba a su verdadera meta: alejarse de allí…y si encima tenía la suerte de que la muchacha del bar quisiera acompañarlo, entonces tal vez su vida pudiera dar un vuelco. Quien sabe si no fuera esa la oportunidad que siempre buscara: escape, dinero y mujer todo en un mismo sitio. Se animó a soñarlo por unos minutos, con los ojos perdidos en el camino mientras El Flaco retomaba los insípidos temas domésticos.

Cuando llegaron al bar, el barullo lo ensordeció. Acostumbrado al silencio sepulcral de su vida, solo acompañado por una vieja radio de pilas que ya ni funcionaba, aquel griterío le pareció demasiado.

Se quedó como aturdido, manteniéndose unos pasos detrás del Flaco, que enseguida se dirigió a la barra a bautizar a la noche con una cerveza. Él lo siguió, algo indeciso por no saber si debería iniciar enseguida su plan de arribo a la muchacha o si convenía resolver lo de la entrevista con el fulano primero.

Impaciente por hacer por lo menos algo, optó por apurar al Flaco para que se abocara al asunto en cuestión, que Él ya había adoptado como de su incumbencia a pesar de ni siquiera haber mediado palabra con el del negocio. Además, y mirando desde lejos, Lili estaba muy ocupada en este momento así que le hablaría más tarde, cuando quedaran menos clientes en la barra.

Mientras la muchacha los miraba con lo que le pareció una sonrisa, el Flaco aumentaba su cuota de cerveza y cigarrillos.

Él no era hombre de muchas vueltas y eso de no concretar rápidamente algo de lo que lo había traído a ese lugar, lo hizo sentir muy incómodo.

Viendo como rápidamente la mirada de su casual compañero se llenaba de las brumas del humo y el alcohol, se decidió a encarar por su cuenta el asunto del negocio que El Flaco debería concretar.

Con algo de diplomacia (que habitualmente no tenía pero que la necesidad le fabricaba) le sonsacó a su beodo acompañante los datos del fulano y los detalles que debería presentarle y en medio de aquella multitud semi embriagada intentó ubicar a quien buscaba.

Cuando no logró su cometido se le ocurrió recurrir a Lili para ver si la muchacha podía ayudarlo. Aprovechando para intercambiar con ella algunas palabras de acercamiento; nada especial: sin mediar muchos prolegómenos le pidió ayuda para ubicar a aquel desconocido.

Como era de esperar, estar detrás de la barra del único bar de los alrededores pone a una persona en lugar de privilegio a la hora de escuchar chismes y por eso, inmediatamente, Lili supo encaminarlo hacia la mesa en donde el fulano estaba esperando.

Decidido y dándole a la chica apenas las gracias, se presentó solo ante el desconocido, intentando aparentar solvencia y haciéndose pasar por el hermano del Flaco, a quien Él también conocía desde siempre.

Excusando a su “hermano” por encontrarse indispuesto, asumió Él mismo el protagonismo de lo que sería un claro “servicio”: debería cruzar el paso fronterizo llevando un pago para luego cruzar otra vez con cierta mercadería sin identificar. Del otro lado estaría “gente amiga” lista para realizar el intercambio.

El riesgo no era mucho. Por ser vecino de la zona, no levantaría sospechas, además, todos sabían que sobre el mediodía, la escasa guardia de los gendarmes prácticamente desaparecía, por lo que ese sería el horario en que debería cruzar.

Maravillosamente rápidos fueron los detalles y bastante buena también era la paga, aunque lamentablemente debería ser compartida. Inmediatamente tomó las llaves de la camioneta del Flaco (que ya estaba cabeceando por los rincones) y salió al estacionamiento improvisado que se armaba por las noches junto al bar.

No había casi nadie en los alrededores. Uno o dos borrachines perdidos en sus propios pensamientos acompañaban a las estrellas que parecían iluminar más en esas horas.

Con las últimas recomendaciones del caso, le fue dado un paquete no muy grande junto con la dirección del lugar donde debería dejarlo. - Bastante simple la cosa – pensó – nada muy especial ni complicado.-

Algo nervioso pero determinado a enfrentar esa oportunidad que se le había presentado, guardó el paquete y sin más, se dirigió a la camioneta del Flaco y emprendió el camino hacia el paso fronterizo. La distancia no era mucha pero en esa época del año el camino se solía complicar.

Pronto amanecería y antes de cruzar debería surtirse de combustible en un parador del camino y quizás tuviera que esperar unas horas hasta que abrieran.

Mientras conducía se dio cuenta que El Flaco había quedado varado en el bar sin su camioneta ni al tanto de lo que había pasado. Pensó que se lo tenía merecido por irresponsable y borracho y que sin duda encontraría a alguien que lo acercara hasta su casa. Además, cuando volviese, compartiría con él algo del dinero; se le pasaría pronto el enojo, y seguramente después todo se volvería una anécdota para contar entre los amigos.

Cuando el sol despuntaba y ya sus nervios se habían calmado un poco, su curiosidad pudo más que su prudencia y decidió abrir el paquete para tener una idea de la cantidad que contenía.

Grande fue su sorpresa cuando vio frente a sí, sobre el asiento del acompañante una cantidad de fajos de billetes muy superior a lo que se hubiera imaginado. Jamás había visto tal cantidad de dinero junto y seguramente nunca más la volvería a ver.

Casi sin aliento, cruzó por su cabeza una idea muy arriesgada que, apenas hilvanada, desechó por completo. Si bien no quiso saber muchos detalles sobre aquella gente que lo había contratado se imaginaba que no eran improvisados y que sin duda eran muy avezados en aquellos asuntos poco lícitos. Tan sólo pensar en la posibilidad de robarles fue algo que catalogó inmediatamente de locura. No había posibilidad de que pudiera escapárseles con aquella fortuna.

Ni de uno ni del otro lado de la frontera estaría seguro y sin duda nunca conseguiría borrar su rastro lo suficientemente bien como para volver a vivir tranquilo. Así que sin considerarlo otra vez, desechó de plano aquella arriesgada posibilidad y decidió pensar en cambio qué haría con el buen dinero que le habían prometido. Sin duda, irse.

Su deseo más profundo era dejar aquel fatídico lugar donde había nacido y largarse a cualquier otro punto del mapa. No hacía falta que fuera demasiado lejos. Llegar a la capital era suficiente. Dejar para siempre aquel Pueblo Muerto para no volver nunca…eso era lo que en realidad soñaba. Y además estaba Lilí…no la había hablado pero algo le decía que en ese asunto iba a tener suerte. Esa noche en el bar cuando cruzaron unas palabras, le pareció que hasta lo miraba con cariño, con un prometedor brillo en los ojos que antes no le había descubierto. Quizás el saberlo relacionado con aquella gente de afuera lo haya posicionado mejor frente a la muchacha. Toda mujer prefiere a un hombre emprendedor y haberse animado a andar con tipos de ese calibre sin duda hizo que ella lo considerara más apetecible.

Absorto en esos pensamientos estaba cuando por el espejo retrovisor vio un auto rojo que le pareció familiar: era el de los que le habían encargado el trabajo.

Ahora caía en la cuenta que deberían estar siguiéndolo de cerca. No era lógico pensar que no buscaran asegurarse de que Él cumpliera su cometido. El dinero en cuestión era mucho y recién ahora estaba tomando conciencia de que el encargo quizás pudiera complicarse.

Más nervioso que cuando emprendió el viaje vio desde lejos la estación de servicio donde debería parar a cargar combustible. Desde allí hasta el cruce sólo había un corto trecho, pero no quiso apurar la marcha para no llegar demasiado temprano.

Del otro lado lo esperaban cerca del mediodía y era esa la hora en que la guardia acostumbraba a estar más distendida debido al gran calor y a la poca actividad fronteriza.

Mientras llenaba el tanque volvió a ver al auto rojo que lo controlaba desde lejos, buscando no acercarse demasiado para no levantar sospechas.

Decidió detenerse unos minutos más para tomar un café y leer el diario, así el tiempo pasaría más rápido. Ojeó la primera página y ni siquiera pudo concentrarse en los títulos. Estaba más ansioso de lo que esperaba y pensó que eso le podía jugar en contra. No debería perder la calma y la naturalidad, en eso consistía el trabajo que le encomendaron: pasar sin llamar la atención aprovechando que se trataba de alguien de la zona que solía cruzar del otro lado con frecuencia. Habitualmente Él lo hacía cuando debía encontrar algún repuesto para el auto de algún cliente.

De repente se dio cuenta que en aquella oportunidad venía con la camioneta del Flaco y no en la suya. Quizás eso pudiera resultar extraño para los guardias que, como todo habitante de la zona, identificaban desde lejos de quien se trataba por las características del vehiculo.

No juzgó que ese detalle fuera importante; más de una vez Él mismo debió cruzar en el auto de un vecino cuando estuvo descompuesto el suyo, así que trató de alejar la preocupación por aquella situación que podría explicar sin complicaciones, minimizando su importancia.

Sin darse cuanta, el café ya estaba frío y el reloj había avanzado lo necesario como para reanudar lo que sería el final de aquella aventura. Su inquietud lo traicionaba aunque su empeño por mostrarse tranquilo era grande. Al pagar el café casi se olvida el vuelto y se fue de allí sin saludar amistosamente al dueño, como hubiera correspondido. -Ya lo aclararé a la vuelta - pensó. - Le echaré la culpa al apuro – dijo para sí mientras tardaba en encontrar las llaves de la camioneta. – Tranquilo – murmuró casi en silencio. – en pocas horas estaré de vuelta con un buen pago en el bolsillo y entonces me iré para siempre…por fin! –

Cuando reiniciaba la marcha vio otra vez por el espejo retrovisor al auto rojo que comenzaba nuevamente el “control a distancia” (como decidió llamarlo) y pensó que en lugar de inquietarlo esa presencia debería tranquilizarlo. Significaba un seguro extra. No quería pensar que pasaría si alguien intentara robarlo!...pero quién?...totalmente improbable en aquella tierra casi deshabitada donde los pocos pobladores se conocían desde siempre.

- Pero éstos eran de afuera - se le ocurrió pensar - y tal vez haya otros…y del bando contrario! - reaccionó...y por primera vez tuvo miedo.

Por suerte ya estaba en el cruce y al ver que el guardia de turno era Galíndez, su ex compañero de escuela, se tranquilizó doblemente.

- Qué tal! – lo saludó con lentitud provinciana el guardia fronterizo, transpirando sin piedad el gastado uniforme que le quedaba chico.

- Acá andamos!...Nada especial!...cruzando por repuestos!.. se esmeró en puntualizar con “naturalidad”.

- A ver cuando nos juntamos a tomar unos vinos! – le dijo Galíndez mientras le hacía un ademán desganado indicándole que pasara.

- Seguro que pronto!- contestó sin poder disimular una profunda sonrisa de satisfacción.

Apenas Galíndez se refugió otra vez en la garita, Él respiró mucho más tranquilo, buscando inconcientemente la silueta del auto rojo que se había detenido junto a la última curva antes de cruzar y desde donde, se imaginaba, los tipos de la capital ya estarían comprobando que no se habían equivocado al tratar con Él en vez de con El Flaco.

Intentó acomodarse mejor en el asiento de la vieja camioneta tratando de alejar su cabeza de los últimos pensamientos que lo habían atormentado y buscó presuroso en su billetera el papel con el lugar donde estarían esperándolo para el intercambio.

No tenía idea de qué sería lo que le debería volver a cruzar pero sí sabía que no era voluminoso, así que fácilmente podría exhibirlo a su regreso como si en verdad fueran los famosos “repuestos”.

Siguiendo las instrucciones que le habían dado, llegó sin dificultad al sitio indicado. Nada especial: un páramo desolado desde donde ni se divisaba el camino. - Un lugar ideal – pensó… pero inmediatamente buscó censurar el pensamiento que cruzó por su cabeza después. ¿Qué haría si estos tipos se ponían pesados y no le entregaban lo que venia a buscar?

Si bien supuestamente eran “gente amiga” no sabía con seguridad cómo iban a reaccionar y siempre existía el riesgo que se “quisieran cortar por su cuenta” alzándose con todo.

Recién ahora caía en la cuenta de que estaba desarmado y que allí era fácil víctima si aquellos tipos decidieran quedarse con el pago y también la “mercadería”.

- Ya era tarde - pensó sin encontrar alternativa. Ya no podía dar marcha atrás y ahí enfrente estaban dos macizos morochos que lo estaban esperando.

Sus piernas temblaban mientras intentaba, torpemente, estacionar la camioneta bajo el único árbol que regalaba su sombra en aquella tórrida tarde de verano.

- Vamos al asunto! – le increpó sin miramientos una voz de poco amigos – a ver si terminamos esto rápido que ya no aguanto más el maldito calor!

Sin tiempo para prepararse, bajó como pudo de la camioneta, y pensando que quizás era mejor así, preguntó decidido dónde estaba “el paquete” que debería llevar, tratando que el nerviosismo que otra vez estaba a punto de transformarse en miedo no se le notara.

- Acá lo tenés! – le contestaron secamente, mientras le mostraban una caja no muy grande envuelta en papeles de diario. – y lo tuyo? – Agregaron como quien sabe de esas cosas -

Sin decir palabra, por miedo a tartamudear, mostró con brusquedad el paquete con el pago mientras rezaba mentalmente con desesperación para poder irse de aquel lugar sin ningún hueso roto.

Mientras los dos mastodontes abrían el paquete para contar los billetes, Él tomaba con cuidada lentitud “la mercadería” que debería llevar esperando el “ok” para meterla en la camioneta y salir rápidamente de allí.

Cuando vio que el más grande de los dos sujetos le hizo una señal como de aprobación, respiró con algo más de tranquilidad y con un ademán que recordaba haber visto en alguna película barata de gángsters dijo –…entonces, todo ok! – y con forzada parsimonia dio unos pasos hacia atrás buscando regresar a la camioneta sin más demora mientras sacaba su pañuelo para secarse el sudor de la frente.

Un sorpresivo impacto lo desmoronó.






(continuará)

UNA HISTORIA NADA ESPECIAL - Parte1







(aviso: quien ya lo hay leido, sepa disculpar...pero siguen las re ediciones!)





ÉL, EL PUEBLO MUERTO, LILI Y EL LOCO


Era un Pueblo Muerto. Así se sentía, sobre todo en las noches solitarias de invierno o en las tórridas tardes de verano.


Siempre había sido así, desde que Él tenía memoria y así también lo recordaban los pocos que aún no se habían marchado lejos de aquellas tierras desoladas.

La apatía de las personas podía palparse como se sentía al viento seco golpear las caras que escrutaban sin esperanza el horizonte.

Nada especial alteraba aquella desidia en que se había convertido los últimos años de su juventud. Poco era lo que podía hacer en aquel taller donde trabajaba a la salida del pueblo. Tratando de matar el tiempo se llegaba a la estación de trenes, muerta también desde aquel decreto presidencial que privatizó los ferrocarriles por el que se cerraron los ramales improductivos. Entre la hojarasca acumulada y los restos oxidados de algunos vagones abandonados solía pasearse sin rumbo fijo, con los ojos anestesiados por el sol de la siesta, buscando alguna razón extraña que lo motivase a sentirse vivo. Pero nada lo lograba. Apenas alguna anécdota insignificante de algún animal atrapado entre los restos de lo que fuera una estación de cargas sin importancia, nada especial, perdida en los extremos de un desierto.

El único habitante que sobresalía de la chatura general de aquel pueblo era El Loco. Todo poblado, por más pequeño que sea tiene uno. No se conoce la razón, pero es así. Siempre hay un habitante con un colorido peculiar en la mirada que se empeña en descifrar el horizonte extraviado en su propia confusión. En este caso, El Loco en cuestión era totalmente inofensivo. Lo conocía desde que eran niños, ya que Él era unos años menor. Nunca fueron amigos. Siempre se miraron con recelo. Aunque quizás sea más que justo decir que Él fue quien siempre lo miró con recelo, porque El Loco nunca miraba directamente a los ojos de nadie.

Tenía la mayor parte del tiempo la vista dirigida hacia los confines del desierto, entrecerrando con ansiedad los párpados como quien busca extender el alcance de su mirada más allá de lo que le permiten ver en realidad sus ojos, pero nunca parecía mirar a nada especial.

Muy pocas veces El Loco dejaba escuchar su voz. En forma súbita, alterado por algo que nadie alcanzaba a comprender, se levantaba de su destartalada silla de paja para lanzar algún alarido incomprensible, mientras agitaba con desesperación sus brazos en lo alto.

De improviso, así como había comenzado, El Loco dejaba de graznar y en cambio se ponía en la cara una sonrisa. Una lastimosa mueca sin dientes que despertaba la compasión de quien lo observaba.

Alejado de todo lo que fuera real, El Loco iniciaba después un vaivén mal sincronizado que las buenas intenciones de la gente llamaban “baile”…y, poco a poco, adormeciéndose en su propia melodía, aquel idiota se abrazaba a sí mismo suavemente, acariciado por el viento que se iba lentamente calmando con él.

Invariablemente, el día después de aquel circo, El Loco amanecía en el Cementerio, acurrucado entre las mugrosas lápidas, con el rostro tranquilo y sereno, como quien tiene la profunda satisfacción de haber cumplido con su deber.

Esa era la única rareza que aquel pueblo somnoliento podía vanagloriarse de tener: un pobre idiota casi sin habla que pasaba sus días oteando el horizonte listo para exaltarse por un momento y de repente, sin que ocurriera nada especial, echarse a “bailar”.

No faltaban los imbéciles que fabulando alrededor de lo que era sin duda una simple locura, en tardes de hastío y café inventaron la absurda idea de que El Loco tenía el poder de hablar con fantasmas!!!...quién inventó aquel cuento, nunca lo supo, pero sí comprobó que con el paso del tiempo crecía la leyenda.

Pero Él ya estaba aburrido de la nada de aquel hueco en el desierto, por más que se inventaran historias para matizar el implacable hastío.

Sabía que había entrado en la edad en que el espejo refleja la expresión que conservaremos el resto de nuestras vidas…y no le gustaba lo que veía: un hombre solo. Solo, vacío y sin rumbo. Una combinación por demás de desalentadora a la que quería pronto ponerle fin.

Siempre había querido alejarse de aquel sucio pueblo, pero la soledad le impedía tomar decisiones y pensaba que cualquier lugar sería mejor si lo buscaba acompañado.

En aquel Pueblo Muerto no quedaban muchachas. Las pocas mujeres que aún no se habían ido estaban casadas, eran viejas o aún no habían aprendido andar. No tenía tiempo para esperar que ellas crecieran así que la única solución posible era buscar a alguna fuera de allí.

En el poblado vecino había conocido una. Nada especial.
No era muy atractiva pero no lo rechazó…y eso era ya un avance.
Trabajaba en el único bar de varios kilómetros a la redonda, por lo que era conocida por cualquiera a quien le gustara el alcohol.

Ni siquiera sabía su verdadero nombre. La llamaban Lili por lo que intuyó que sería Liliana o Lila o algo parecido. Qué más daba!.

La carencia de otras perspectivas la habían transformado en la única referencia femenina que lo acompañara más o menos regularmente en sus sueños. Y si era en sus sueños, pensó, quizás también aceptara acompañarlo en sus noches en cuerpo presente. Y ese sábado se decidió a ir a verla al bar.

Nada especial: se vistió la única camisa sin remiendos que tenía, se peinó con algo de esmero y poniéndose unos pocos pesos en el bolsillo se dirigió a buscar algo distinto que lo sacara de esa constante rutina que ya le era insoportable.






(continuará)


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